No es casualidad que las búsquedas de productos y tratamientos para el cuero cabelludo hayan aumentado hasta un 70%, según datos del motor de búsqueda Spotlight. Gozar de buena salud capilar depende de ese cuidado específico. E invertir en los mejores productos de pelo sin tener en cuenta su estado es como empezar la casa por el tejado. “Hay una relación constante entre la piel del cuero cabelludo y la raíz del cabello. Si está inflamada, acumula residuos o está irritada, el folículo piloso lo interpreta como una agresión y prefiere dejar caer el pelo que sujeta hasta que la situación mejore. Si la mantenemos sana nos aseguramos de que no se impide el buen crecimiento”, apunta David Saceda, tricólogo del Grupo de Dermatología Pedro Jaén. “Muchos tratamientos son tan potentes que hacen efecto incluso en condiciones adversas, como lo es un cuero cabelludo mal cuidado, pero eso supondría que lo hagan de una forma mucho más lenta, se queden a medio camino o, directamente, no funcionen”, añade el experto.
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Objetivo: tratarlo como la piel del rostro
“De la misma manera que la higiene facial contribuye a una piel sana y bonita, la cabeza acumula restos de piel en forma de escamas que es necesario eliminar para favorecer su regeneración. Además, si el sebo producido por las glándulas presentes en el cuero cabelludo para hidratar y proteger la fibra capilar no se regula, se puede ocasionar un taponamiento folicular favoreciendo la desvitalización y la apariencia de un pelo apagado y sin brillo”, sentencia el dermatólogo Carlos Morales Raya. Cuando el gran objetivo es estimular el crecimiento de la melena –otra de las grandes preocupaciones que muchas intentan resolver a golpe de búsqueda en Google–, el punto de partida vuelve a ser el mismo. “Para activar el crecimiento y el resplandor del cabello, todo se basa en la raíz”, afirma convencida la experta en medicina estética Beatriz Beltrán.
El cuero cabelludo es el nuevo rostro
El cuero cabelludo es el nuevo rostro y el arsenal cosmético para cuidarlo engloba varios frentes. El primero es un exfoliante adaptado a cada tipo de piel. Según Marta García-Legaz, dermatóloga de Instituto Médico Ricart, hay algunos casos que pueden necesitar una retirada de células muertas una vez a la semana y otras hasta tres, sobre todo cuando hay dermatitis seborreicas. Pero será el dermatólogo el que prescriba esta frecuencia. “La exfoliación mecánica no debe considerarse un tratamiento relacionado con problemas en la zona, sino una posibilidad más para la higiene de esta zona del cuerpo, que puede facilitar la acción de determinados tratamientos que en ocasiones pautamos los dermatólogos”, apunta el tricólogo Alejandro Martín-Gorgojo, de Clínica Dermatológica Internacional. Estos cuidados pueden ampliarse con aceites aplicados de forma mensual y con el uso, cada vez más viral –TikTok tiene la culpa– de cepillos masajeadores. La doctora Legaz confirma que estos movimientos sobre el área activan la circulación produciendo una vasodilatación que contribuye a fortalecer la fibra. “Otro beneficio es que esta dilatación permite aumentar la absorción y eficacia de determinados productos capilares como, por ejemplo, los tratamientos para la alopecia”. Pero Saceda descarta beneficios probados en casos de caída capilar.
Tratamientos en cabina
En cabina hay una extenso abanico de tratamientos medicoestéticos para abordar la problemática de esta piel. Para casos de caída masiva de pelo o deterioro en su calidad, Beltrán confirma la efectividad de los protocolos de plasma rico en plaquetas para regenerar los folículos pilosos. El láser a baja potencia, según Morales Raya, puede ser otra opción para estimular el crecimiento y favorecer la microcirculación. Y también uno de los recién llegados, Keravive, de Hydrafacial. “Este protocolo mejora la absorción de los factores de crecimiento, gracias a una tecnología que limpia y exfolia el exceso de grasa que puede obstruir los vasos locales que irrigan el folículo. El cabello crece fuerte y libre de obstáculos o impurezas”, concluye Cristina Arruabarrena, especialista en medicina estética. Porque el cuero cabelludo también se lo merece.
