Archivo de 4 julio, 2020

Los ojos son los nuevos labios; maquillaje en la nueva normalidad

El maquillaje ha vuelto a salir a la calle y recupera la ilusión adaptándose a los nuevos usos sociales. Tradicional puerta de entrada al universo aspiracional del lujo, mantiene intacta su capacidad para reafirmar la autoconfianza y subir la moral pero, tras meses de encierro, empieza a sacudirse adjetivos como imprescindible y perfecto. Con una pantalla entre nosotros y el mundo, ha habido algo liberador en aparcar la exigencia nunca escrita de estar siempre impecable y a punto de revista.

Un toque de antiojeras y máscara de pestañas y un pintalabios vistoso han solucionado en un segundo el look de la videollamada pero ahora, con la mascarilla convertida en complemento indispensable y dejando a la vista apenas un 30-40% de la cara, se cumplirá el viejo dicho de que los ojos son el espejo del alma. Y habrá que aprender a sonreír con ellos. Practicar la sonrisa de Duchenne, en la que los ojos sonríen al mismo tiempo que la boca. En ella, explican desde Lancôme, intervienen músculos que se activan de forma involuntaria y que no participan en las sonrisas de cortesía.

La belleza desconfinada quiere ser divertida y lúdica, como siempre, aunque la experiencia de compra no sea la misma y ganen terreno las herramientas virtuales que, casi como un juego, permiten ver cómo nos queda una sombra de ojos, un tono de base, un color de labios y hasta distintas formas de cejas. Puertas abiertas en las tiendas pero ya no para tocar –la seguridad es lo primero– sino para recibir un consejo profesional y experto, algo cada vez más valorado. “El contacto personal será fundamental”, afirma Baltasar González, director artístico de Europa, África, India, Oriente Medio y Rusia de M.A.C.

Tendencias emocionales

Las grandes marcas están recalibrando sus propuestas. ¿Tiene sentido hablar de tendencias de maquillaje pre-pandemia a estas alturas? Según Baltasar González, no. “El futuro es complejo y poco susceptible de ser reducido a claves pre determinadas. La gran apuesta ahora es el individualismo”, señala el maquillador. “El look hipersexualizado, heredero en cierta manera de una mirada patriarcal sobre la belleza femenina, deja paso a una reflexión más personal, que huye de estéticas y dictados demasiado homogéneos. Ahora las tendencias buscan más que nunca el equilibrio emocional y se adaptan al ánimo de cada uno”, reflexiona Baltasar. “Es una visión liberadora que redescubre el yo y ya no quiere parecerse a la celebridad de moda, sino celebrar la complejidad de la propia imagen. Puedes maquillarte mucho, poco o nada, pero de forma consciente, sin tener como modelo una perfección absurda ni querer ser clon de nadie”, apunta el experto de M.A.C.

Los ojos son los nuevos labios, proclama el mundillo beauty . Hasta en esto las ideas preestablecidas saltan por los aires. Adiós al lipstick index acuñado por Leonard Lauder en la primera desaceleración económica de este siglo. Aunque discutido, convertía al pintalabios en indicador económico: suben las ventas del rouge cuando la economía va mal. La psicología aplicada al maquillaje convertido casi en gesto de supervivencia o reafirmación de voluntad y fuerza frente a un futuro incierto. Ya no sirve. Hay que echarle la culpa a la dichosa mascarilla.

1. Iluminador rostro y cuerpo Mineraliza Skinfinish (34 euros) 2. Delineador tipo lápiz Technakohl (19 euros) 3. Efecto pecas. Perfilador de cejas waterproof EyeBrow Styler (19,50 euros) 4. Colorete en textura esponjosa y ligera Glowplayblush (30,30 euros)  5. Máscara In Extreme Dimension (26 euros) 6. Sombra de ojos en polvo (20 euros), todo de M.A.C.

1. Iluminador rostro y cuerpo Mineraliza Skinfinish (34 euros) 2. Delineador tipo lápiz Technakohl (19 euros) 3. Efecto pecas. Perfilador de cejas waterproof EyeBrow Styler (19,50 euros) 4. Colorete en textura esponjosa y ligera Glowplayblush (30,30 euros) 5. Máscara In Extreme Dimension (26 euros) 6. Sombra de ojos en polvo (20 euros), todo de M.A.C. (Mònica Caparrós)

En qué hay que fijarse

El cambio de cotidianidad hace que valoremos cosas que antes pasaban más desapercibidas. Texturas con buena fijación que aguanten bien los roces y no ensucien la mascarilla, bases de maquillaje de larga duración y fáciles de aplicar que unifiquen el tono y se distribuyan de manera uniforme, labiales que permitan dar un subidón de color en segundos cuando se llegue al destino… Iluminadores y coloretes en tonos rosas, lavanda y coral ayudan a conseguir ese efecto buena cara que todas (y todos) buscamos. ¿Cómo conseguirla sin complicarse la vida? Aplicando iluminador en el hueso del pómulo y encima de las cejas, para destacar el arco, para dar un toque de luz y potenciar la mirada.

También con un poco de imaginación y simpatía: “Pintar unas pecas con un lápiz de cejas en nariz y mejillas, justo encima de la mascarilla, da otro aire. La única regla es hacerlo con sutileza, con pequeños toquecitos para que el resultado sea más natural”, propone Baltasar González. Se admite un guiño al humor: “¿Por qué no pintar una sonrisa encima de una mascarilla desechable que habrá que tirar de todas formas al acabar la jornada?”, apunta el profesional. Una pestaña negra y rizada –si aún no tienes un rizador es el momento de hacerte con uno– aumenta la expresividad de unos ojos, que, si apetece, pueden desplegar su amplio repertorio de fantasía.

Una mirada optimista

Cuando la expresividad se concentra en los ojos hay que hacerlos sonreír. “Yo recomendaría delinear el ojo por dentro y por fuera actualizando colores vitales y optimistas, muy de los ochenta, como el azul índigo, el eléctrico, el marino, el berenjena, el verde esmeralda… ¡hay vida más allá del negro y el marrón!”, dice Baltasar. “La forma un poco alargada, levantando ligeramente el extremo exterior de los ojos”, indica.

El eyeliner, esa técnica que tu madre se hace casi sin mirar y a ti te cuesta que quede digno, solo tiene un secreto: práctica. Ensayo, error y vuelta a empezar. ¿Cuál elegir si aún no lo dominas? “Lo más fácil es un lápiz con punta de fieltro que libere la cantidad justa de producto sin pensar”, comenta el maquillador. “Ha de ser algo lúdico, de disfrute, no una esclavitud ni hacerlo porque todo el mundo lo lleva”. Su consejo: “Aplicarlo más delgado en el interior y trazar la línea más gruesa en el exterior”. Eso sí, “cuando más delgada la línea, más fácil”, señala. Y con el pulso firme y sin levantar el pincel del ojo: “Cada vez que lo levantas hay más riesgo de error”. Pero habíamos quedado que no había que ser perfectas ¿recuerdas?.Si no te gusta el resultado, desmaquillante y listo. Aplicar la máscara también tiene su punto: “Rizar previamente las pestañas y aplicar más intensamente la máscara, con más capas, en el extremo exterior del ojo”, explica Baltasar González. Su Instagram @baltasaroficial está lleno de ideas.

Nuevas maneras de comprar

Nuevos protocolos, servicios de click & collect, clases on linelive chats probadores virtuales de maquillaje ganan terreno en el nuevo paisaje de ventas post-virus. La experiencia de compra va a cambiar. “La estamos diseñando con servicios seguros y mucho más personalizados, utilizando tanto tecnología basada en inteligencia artificial como herramientas que permiten acercar a nuestros expertos al consumidor en el mundo virtual”, señala Ana Jaureguizar, directora general de la división L’Oréal Lujo. ModiFace, por ejemplo, permite pruebas de maquillaje con realidad aumentada a través de iPads en los puntos de venta o de los móviles de los consumidores. Después de desinfectar el dispositivo delante de la clienta, ésta podrá ver el antes y el después de la aplicación de un producto en su piel y recibir una propuesta de productos personalizada.

Benefit es otra de las marcas que apuesta por el tocador virtual con Brow Try-on, un recurso que permite ver cómo quedan distintos diseños de cejas, eligiendo color y forma, para acertar con la elección. Y ya metidos en tecnología, también podemos apoyarnos en los wearables. Quizás uno de los más prácticos para este año, con la piel poco preparada para exponerse a un sol ya casi veraniego, sea en My Skin Track UV, de La Roche Posay. Este dispositivo móvil, que no necesita batería, está vinculado a una App y mide la exposición a los rayos UV, la polución, el polen y otros factores que agreden la piel.

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